Musicoterapia, una aliada para expresarse
Por Marta Massimino, directora pedagógica de Fundación Río Pinturas (www.riopinturas.org.ar).
La música es el arte de combinar sonidos y silencios que trasciende los idiomas, las edades y los conocimientos previos que uno pueda tener. Con la música se puede llegar a cambiar estados de ánimo o a propulsarlos para que todo se vea de una mejor manera. En este sentido, la música se vuelve una herramienta vital en los vínculos terapéuticos. Las melodías son empleadas para conseguir distintos objetivos, que pueden mejorar el funcionamiento físico, cognitivo, emocional y social de las personas. Por todo lo explicado, es una disciplina que se utiliza mucho en el acompañamiento de las personas con discapacidad.
Con la musicoterapia, el profesional a cargo del grupo, podrá abordar distintas temáticas, desde promover la comunicación, hasta estrechar lazos, promover determinados aprendizajes, estimular la expresión y hasta consensuar pautas de organización. La música les llega igual a adultos y a niños que tienen dificultades madurativas, trastornos en el desarrollo, problemas para socializar, discapacidad mental y más.
Esta disciplina es una terapia cuyo hacer productivo está ligado a un proceso creativo. Se privilegia, entonces, una relación entre el terapeuta y el alumno mediatizada por la música.
El cuerpo y la voz son las herramientas de trabajo y es desde la música y el movimiento donde se pueden realizar lecturas de las dificultades o síntomas que un concurrente o el grupo (en términos relacionales) trae. Las estrategias musicales serán el modo de articulación de los recursos materiales a utilizar en el intento de modificación de las dificultades que aparecen.
El objetivo será el de mejorar la ubicación de un sujeto en la vida, su relación consigo mismo y por consiguiente con el medio que lo rodea, aportando el lenguaje musical como medio de expresión artística y como medio de palabra. Se pretende acompañar y sostener a cada concurrente a adoptar la capacidad de resolver dificultades y de esa manera expandir el campo de la creatividad y la auto superación.
La propuesta es de carácter lúdico y desde allí suceden las diversas dinámicas de trabajo. De esta manera, la musicoterapia se perfila dentro de las instituciones como un espacio en el que las personas pueden expresar su música interior, compartirla y así resonar con la melodía de otros.